¿Podemos adquirir un inmueble con cargas?, ¿cuáles son los riesgos de comprar con estas circunstancias?, ¿cuál es el procedimiento a la hora de invertir con ciertos gravámenes? Son algunas de las cuestiones que debemos plantearnos a la hora de realizar una inversión inmobiliaria; es muy importante conocer el estado del inmueble que vamos a adquirir a fin de evitar posibles complicaciones post venta.
Actualmente encontramos un parque inmobiliario cargado de gravámenes: hipotecas pendientes de liquidar económicamente; embargos en ejecución; cargas comunitarias… caracterizando todo ello la oportunidad de mercado y la forma en la que podemos acceder al mismo.
Lo más habitual es encontrar la adquisición de una vivienda con una hipoteca que previamente se debe cancelar económica y registralmente. Las partes tienen dos opciones: liquidar la parte vendedora y comprar libre de cargas; o bien, adquirir la parte compradora, en caso de que necesite financiación, mediante la correspondiente subrogación en el crédito hipotecario concedido a la parte vendedora en su momento.
Otra circunstancia muy habitual es la existencia de arrendatarios; para ello, la mejor opción es optar por acordar la finalización del correspondiente contrato con los mismos; ahora bien, en caso de que no se llegue a dicho acuerdo la parte compradora deberá respetar el contrato existente, previo a la compraventa, respetando las condiciones y el clausulado del mismo.
Sin embargo, no solo nos encontramos este tipo de cargas; también podemos encontrar gravámenes derivados de impagos, deudas con administraciones públicas, embargos de reclamaciones judiciales… entre otras. En estos casos, debe procederse , en primer lugar, conociendo el tipo de gravamen de que se trate, debiendo acudir al registro de la propiedad para ello. En segundo lugar, estableciéndose el inicio de las correspondientes comunicaciones con los acreedores, dependiendo el origen de la carga, a fin, de proceder a su cancelación y así, proteger al futuro propietario en su contexto inmobiliario. A grandes rasgos lo más habitual es que los acreedores sean administraciones públicas, las cuales presentan una escasa capacidad de negociación; o acreedores privados, con la dificultad de establecer con exactitud la cuantía de la deuda que da lugar al correspondiente gravamen.
Con todo ello, teniendo presente la necesidad de precaver este tipo de riesgos, no hay que dejar de lado la posibilidad de invertir en el sector inmobiliario y adquirir un inmueble; de esta manera, en caso de que estés pensando adquirir una propiedad no dudes en consultarnos su estado y los riesgos, de forma que podamos acompañarte en todo el procedimiento haciendo que tu inversión resulte segura, legal y fiable.